El austero cartel promocional de Rafael Tufiño para la película El cacique (1959) dramatiza el momento clave cuando el protagonista, Salvador, le hace frente al dominante patrón local, Don Enrique, quien está tratando de convencer a la gente de la comunidad de la necesidad de traer electricidad a su pueblo rural. Salvador se le enfrenta valientemente en nombre de los demás cuando declara que las comodidades modernas como la televisión, la radio, y la plancha eléctrica de Don Enrique no deben tener prioridad sobre las necesidades más inmediatas del pueblo, como lo sería una fuente segura de agua potable. Salvador, cuyo hijo se ha enfermado después de tomar el agua de un pozo local, insiste en que “el agua es lo que más enfermedades trae al pueblo . . . Nosotros tenemos cabeza y queremos usarla.” El interior oscuro del hogar de Don Enrique presentado en el cartel es significativo ya que contrasta con el énfasis que la DIVEDCO puso en promover reuniones igualitarias al aire libre y en espacios neutrales – como el círculo democrático que figura en el cartel del “25 aniversario” creado por Tufiño.
