Con las mejoras en las condiciones de vida y los avances de la medicina moderna, el número y severidad de los casos de tuberculosis en Puerto Rico disminuyó considerablemente en las décadas de los 1950 y 1960. Sin embargo, la enfermedad todavía era común en ciertas regiones de la isla cuando la DIVEDCO estrenó la película La esperanza en 1965, y según el libro acompañante, La plaga blanca (1965), la tuberculosis era, entre las enfermedades contagiosas, la causa principal de muertes en Puerto Rico. La película y el libro informaban a los puertorriqueños sobre las causas y los síntomas de la tuberculosis, y proveían información sobre medidas para prevenir la propagación de la enfermedad. También combatían la falta de información y enfatizaban que la tuberculosis no debía traer vergüenza o deshonra a quienes la contrajeron. La película se enfoca en una familia rural y cómo sus miembros lidian con asuntos complicados relacionados a la enfermedad. Cuando Marta le expresa a su novio, Enrique, su temor de que él haya contraído la enfermedad, él se rehúsa a visitar al doctor y hace alarde de tener “pulmones de hierro.” Pero María es perseverante y le advierte que “un hombre enfermo no puede fundar un hogar sano y feliz.” Enrique finalmente la escucha, y el doctor lo diagnostica con la enfermedad. Sin embargo, el mensaje central de esperanza es claramente comunicado cuando el doctor le da a Enrique un pronóstico favorable y otros como él que han sido diagnosticados temprano y quienes reciben tratamiento inmediato. El cartel promocional de Antonio Maldonado presenta una radiografía de pecho superpuesta sobre la figura de un paciente con tuberculosis. Detrás de él aparece el símbolo de la Asociación Americana del Pulmón (conocida como la Asociación Nacional de Tuberculosis hasta el 1968), el cual proyecta su sombra sobre Marta y Enrique en el trasfondo.
